top of page
Foto del escritorJöbstl Marlène

La experiencia de practicar butō

Fotoreportaje en La Vanguardia por

BARCELONA

07/07/2024


¡ Estamos en La Vanguardia !

Muchas gracias Diego Pastor por irrumpir ese día , el 6 de junio 2024 a las 19H en el Claustro del CC Convent de Sant Agustí, dondé danzamos, para nuestra última clase , la imagen del " Sueño del Guerrero Robot".

Gracias por tu ojo sensible y entusiasmado, tu corazón abierto y tu mente clara.

Arigatō, merci, gracias!


" (…) Normalmente, a esas horas, alrededor de las siete de la tarde, acostumbra a estar lleno de niños jugando, y padres atentos a las evoluciones de sus hijos. Pero en esta ocasión, la amplia zona derecha del claustro estaba ocupada por un grupo de hombres y mujeres ataviados llamativamente, diría que en algún caso hasta de forma primitiva.

Descalzos, caminaban sin rumbo, lentamente, con la mirada extraviada, erráticos, como intentando vislumbrar una explicación perdida en el suelo del patio, colmados de una concentración interior o un estado mental que a mí se me antojó hechizado.

Caminaban en un círculo deforme que se iba deshaciendo poco a poco, cada uno a lo suyo, ajenos enteramente a sus compañeros.

De fondo sonaba una música minimalista, llena de alma, neoclásica, poética… Y los autómatas se dejaban llevar por las notas repetitivas que se escapaban del altavoz de un pequeño reproductor que se hallaba en el suelo, en un rincón. El sonido, a un volumen atenuado y adecuado, parecía guiar los pies desnudos de los participantes.


La verdad es que me quedé como hipnotizado observando sus escuetos movimientos y sus miradas perdidas. De buena gana me habría descalzado para que mis pies me llevaran de la mano sin rumbo a su lado.
Y, de repente, todo cambió.

Los cuerpos dejaron de parecerse a aquellas marionetas sin hilo que eran, y comenzaron a componer posturas dinámicas, a estirarse, impulsados por los brazos y piernas de su molino interior; a evolucionar con movimientos y brincos extraños que obedecían alguna orden interna que yo no acababa de descifrar.

La cordura y la locura saltaban de aquellos ojos que no miraban, ausentes y extraviados. Se convirtieron en figuras fugaces, y mediante carreras improvisadas y equilibrios estáticos sus estados mentales parecían salir a la luz, como si dejaran escapar la energía que llevaban dentro para liberarse. Nunca había visto una experiencia así, que a mí me pareció trascendental, honda e ingrávida.

La coreografía individual de sus manos, que semejaban timones sin dirección, me llamó mucho la atención. En ellas y en su gestualidad creí ver la conexión de esos seres con el exterior, pues todos parecían absortos en un mundo profundo y enigmático. ¡Es fantástico!, pensé. Y, naturalmente, esa escena cobró una estética que me capturó. Por supuesto, decidí que tenía que fotografiarla. Un fenómeno tan sorprendente no aparece todos los días así como así.


La sorpresa que me aguardaba en el claustro del convento de Sant Agustí Vell aquella tarde fresca de principios de verano tenía que aprovecharla. De manera que me dirigí a la mujer que desde fuera parecía ser la encargada o lo que fuera de todo aquello -supe después que se llamaba Marlène- para obtener su permiso y hacer fotos, que me concedió encantada.

Después también, en un descanso, me lo dieron todos los miembros que integraban aquella especie de tribu urbana desconocida. De forma que en la reanudación me metí allí dentro, con todos ellos, y confundiéndome en el espacio intenté que mi cámara consiguiera alguna fotografía decente que reflejara ese devenir atávico pero controlado a la vez.


Hice lo que pude y me lo pasé muy bien. Quizá fue eso lo más importante. Y me contagié de la atmósfera y la energía que me transmitió la ola que me había arrastrado hasta allá desde el principio.


La danza butò es un arte contemporáneo expresivo, entre teatro y danza, un arte en busca de lo auténtico. Como he leído que dice Marlène, “la danza butò es una expresión que se renueva constantemente, cuestionando postulados. Al dialogar con el cuerpo y su historia profunda, Butò tiende a volver a lo primordial y necesario, a aceptar la incomprensión y la contradicción, a regresar al lugar donde la oscuridad y la luz coexisten”.

El butò, escrito también como butoh, es un compendio de herramientas y técnicas de danza creadas en 1950 por Kazuo Ono y Tatsumi Hijikata. Hablar sobre esta clase de disciplinas es entrar en una cadena de opiniones enfrentadas, o en modalidades de la misma expresión que tienen explicaciones diferentes.


(…) Mi interés solo se ha centrado en compartir con este escrito la vivencia que experimenté desde fuera a nivel personal, como mero espectador, de aquella danza, de aquel ritual celebrado en el Claustro de Sant Agustí.

Y como fotógrafo, sobre el terreno, intentar captar algo de las almas que fluían por allí. Veremos si en esta selección se puede vislumbrar algo de lo que cuento.

Fue un privilegio sentir y retratar. "


Diego Pastor.


En la primera de las siguientes fotos hemos captado al fotógrafo , pueden ver Diego en acción. Las otras fotos son de ©DiegoPastor.

Hay más tesoros de imágenes en el reportaje.


ENLACE AL FOTOREPORTAJE, ARTÍCULO ENTERO CON PRECIOSAS FOTOS:







8 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Commentaires


bottom of page