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Alma Negra Madrid,
Festival de Butoh Iberico 5-9 diciembre 2019
Enseñanzas del Butoh Festival
escritura viva por Marlène Jöbstl, butō-ka
artista, profesora, investigadora
Body in Crisis
Teatro invisible
Escándalo
Cuando cuento la historia del inicio del movimiento butoh en 1959 con la obra Kinjiki, que provocó una indignación profunda en el público por el hecho de haber « matado » un pollo en escena, la gente se sorprende, le deja una impresión extraña, y luego a veces sonríe. Es una sonrisa cómplice, un entendimiento instintivo de que el escándalo era necesario para dar luz a un arte tan underground, subterráneo.
Es una comprensión en el presente de otra época pasada, uno se aparta , no se identifica con ese público japonés , es un punto de vista desde la altura, desde la distancia en el tiempo/espacio.
Sin embargo, cuando sucede un acto violento en escena, nosotros, gente culta, que practica butoh desde años, lo recibimos en plena cara, con corazón abierto, sin filtros o herramientas emocionales.
Los que vivimos inmerso en la danza butoh, tenemos tendencia a olvidar el impacto brutal que tiene nuestro arte.
Desde la provocación social, pasando por el acto erótico, el realismo escénico de situaciones violentas, la desnudez cruda o decorada de oro, me parece oír el grito desesperado de un niño herido.
El diablo reside en los detalles.
Arte crítico, revelando las crisis, cuestionando la manada, empujando el individuo a tomar un lugar en cualquier momento. El individuo se relaja en el confort de la pertenencia, y así transfiere la responsabilidad de su salud al grupo, al jefe, al actor. Niega su libertad fundamental en nombre de la comunidad. Si fuese por un solo segundo, abre la puerta al diablo.
Más que nunca vivimos en una sociedad que nos impone lo « políticamente correcto », yo veo peligro en la « cortesía », yo veo terreno para la hipocresía asesina, que abre los brazos a los que cierren los ojos. ¡ Trabaja esclavo de la cuenta bancaria, bebe esclavo del alcoholismo social, calla esclavo de las palabras correctas, duerme esclavo del colchón sin sueños !
El performing art nunca propone el relax o el confort.
El performing art recuerda : tú eres responsable de tu vida, de tus valores, solo tu decides quedarte, mirar, gritar alto, anteponerte, huir, enfrentar, luchar, rendirte. Esto es la dura y magnifica realidad, tu presente, especialmente viviendo ahora en nuestros países europeos.
¿Que puedo tolerar y porque ? El mundo es vasto, lleno de posibilidades. Camina desde tu linea central, entre tierra y cielo, como un guerrero pacífico, alerta y lúcido.
En tiempos de guerras invisibles , como el terrorismo de matanzas por fe religiosa, como la globalización de las semillas genéticamente modificadas, la radioactividad que se propaga en las aguas, el invento de la basura plástica que se inmiscuye en nuestra vida diaria, la necesidad del teatro invisible como acto artístico se impone.
El arte nunca se rinde.
Se le quema, se le grita, se prohibe, se censura, se critica, se insulta, se le encarcela, se le juzga y fusila en publico.
El arte no pide perdón por sus actos.
Lo que es , es.
El arte solo es arte.
No usa armas de fuego, no usa bombas químicas, no usa modificación genética o rayos nucleares.
El arte transforma energéticamente el espacio, el tiempo, usa la magia de la luz, crea atmósferas en un pacto silencioso de juego, de « te voy a contar un cuento », de « siéntate conmigo », de « estas listo para un viaje? », de « eres libre de irte si no es para ti », de « eres libre de gritarme y echarme tomates a la cara », un pacto que dice « aquí valen los códigos intuitivos y ancestrales ».
Donde reside el público responsable, reside el arte responsable.
No vale armarse sin porqué.
El arte usa la fuerza de sugestión, de transposición, la fuerza de la simbólica, del humor, de la transgresión, la magia del maquillaje, del vestuario, del ritmo, del silencio, de la poesía.
Son armas poderosas.
Por esto pido a los practicantes en mis clases de tener claro el porqué de su baile.
Si uno sabe el porqué, puede ofrecerse al publico desde su linea central, desde su ser auténtico, desde su desnudez original. Pase lo que pase, lo vive con dignidad, consagra la presencia del público con lucidez, recibe los aplausos y tomates desde un lugar humilde, al servicio de.
Mismo conectado profundamente con el porqué, no podemos abrazar con antemano todo el impacto del acto artístico. Como artista estamos al servicio de lo que es más grande que nosotros. Un porqué es el eco de otro porqué, que es el eco de otro ∞. El artista es el que lanza la piedra en el lago, el arte son las ondas.
Como artista no se trata de ser el mejor, sino de dar lo mejor de si al servicio de un porqué.
Un solo porqué no basta para ser un acto artístico. Se debe dominar herramientas creativas escénicas , para eso entrenamos, vamos a las clases. Ésto es el ofício de un artista escénico. Recordar que no todo artista es director, coreógrafo, intérprete, creador de luz, músico, escenógrafo, vestuarista, maquillador, bailarín, poeta, actor, clown, bufón, héroe… los ofícios son numerosos, alcanzar uno demanda trabajo.
Butoh necesita mentalización.
Para extender el arte underground, es necesario dar un oportunidad a la mentalización.
Es necesario involucrar al público también con la palabra. Por esto creo imprescindible abrir el díalogo con el público después de una performance, cuando se puede. El feedback del público es una comida vital para el artista. Y es díficil lograrlo.
Asistir a un espectáculo butoh no es fastfood, donde se devora rápido y rápido se vuelve a casa. Es una ceremonia que requiere digestión juntos. Después de butoh, la gente siempre tiene un montón de preguntas! Hay que aprovechar este momento de interés, de apertura, de gente impactada.
Se podía nombrar el « y ahora qué? ».
En la cultura oriental, no se pregunta nunca al maestro, al artista, a dios.
La cultura occidental se liberó de sus maestros tiranos, revindica la « libre pensée », el libre pensamiento. El occidental necesita definir, nombrar. El oriental confía en la duda, en lo no dicho.
Personalmente me vivo con ambos, como profesora soy un puente que une este y oeste, y como artista quiero ser entendida en medida de cada individuo. Respondo a todas la preguntas con mucho gusto. A veces aclaro , a veces provoco, a veces evoco el misterio… Pongo palabras en lo acontecido. A esto lo llamo « mentalizar ».
Si no tomamos la palabra nosotras, las que vemos espectáculos, las que vamos a clases, las que creamos y organizamos, la única palabra que quedará, será la de los que analizan, teorizan, explican. Si no tomamos la palabra nosotras, alimentamos las mentiras sobre nuestro arte.
¡ VIVA !
Yo digo chapeau a todos los participantes del festival por los riesgos tomados, por sus vulnerabilidades y dudas, por sus palabras contundentes, por sus presencias en el umbral. Hemos danzado revolviendo el polvo.
M.J.
el 15 diciembre 2019.
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